AUTOR: ARTZA
Os voy a contar un cuento...
Hace aproximadamente nueve meses, un pobre cachorrón muy peludo, casi tanto como un oso, enfermó de leishmania y/o se hizo muuucho más grande de lo que esperaban sus dueños, y por estas "razones de peso" aquellos que prometieron protegerle, cuidarlo y mimarle hasta el fin de sus días, lo dejaron a su suerte, vagando por las calles de un pueblo.
Mientras vagaba por esas calles que no reconocía le sangraban las patitas, y de repente se le apareció un hada, que lo llevó a un sitio donde poder dormir bajo un techo y tener agua fresca y limpia para beber y un plato de comida todos los días, donde lo vio un medico y lo pusieron en tratamiento.
Aunque las hadillas y duendecillos que cuidaban de ese lugar se esmeraban para hacerlo feliz, no lo era del todo, allí había otros como él, pero no sabia porque razón no les gustaba, cuando salia a estirar sus patitas, no hacían más que ladrarle y porque las rejas que separaban sus habitaciones lo impedían, que sino se lo hubiesen comido.
El pobre ansiaba un hogar para él solo, donde ser el centro de atención a todas horas, porque SE LO HABÍAN PROMETIDO DE PEQUEÑO!!! y también un hogar para sus compañeros aunque ellos no lo quisiera.
Pasaban los días y cada vez estaba más triste, pero de repente, un día llegó alguien especial, se acercó a su habitación y mientras lo acariciaba y lo peinaba para quitarle el exceso de pelo, le susurraba en el oído, "te voy a sacar de aquí, te lo prometo" y ya tenia ganas de vivir de nuevo, porque alguien que le daba cariño le había hecho una promesa, otra promesa sí, pero había algo en su interior que le decía que esta vez se cumpliría Esperó y esperó y al fin en marzo, cuando ya hacia casi medio año que estaba en esa residencia, vino su ángel a por él para llevarlo a su casa y mimarle y cuidarle como debía ser. Como deberían vivir todos y cada uno de aquellos angelitos de cuatro patas que habían compartido residencia con él. Esta residencia era Vedama Oliva, una protectora, porque protegen a los animalitos que seres despreciables no saben apreciar.
Este cuento tiene doble final, un final feliz para el protagonista, el oso ("Artza") y otro no tan feliz para los que quedaron detrás, entre todos podemos hacer que sea un final 100% feliz.
¿NOS AYUDÁIS?
Relato participante para la asociación: Vedama Oliva
EL OSO PERDIDO
Os voy a contar un cuento...
Hace aproximadamente nueve meses, un pobre cachorrón muy peludo, casi tanto como un oso, enfermó de leishmania y/o se hizo muuucho más grande de lo que esperaban sus dueños, y por estas "razones de peso" aquellos que prometieron protegerle, cuidarlo y mimarle hasta el fin de sus días, lo dejaron a su suerte, vagando por las calles de un pueblo.
Mientras vagaba por esas calles que no reconocía le sangraban las patitas, y de repente se le apareció un hada, que lo llevó a un sitio donde poder dormir bajo un techo y tener agua fresca y limpia para beber y un plato de comida todos los días, donde lo vio un medico y lo pusieron en tratamiento.
Aunque las hadillas y duendecillos que cuidaban de ese lugar se esmeraban para hacerlo feliz, no lo era del todo, allí había otros como él, pero no sabia porque razón no les gustaba, cuando salia a estirar sus patitas, no hacían más que ladrarle y porque las rejas que separaban sus habitaciones lo impedían, que sino se lo hubiesen comido.
El pobre ansiaba un hogar para él solo, donde ser el centro de atención a todas horas, porque SE LO HABÍAN PROMETIDO DE PEQUEÑO!!! y también un hogar para sus compañeros aunque ellos no lo quisiera.
Pasaban los días y cada vez estaba más triste, pero de repente, un día llegó alguien especial, se acercó a su habitación y mientras lo acariciaba y lo peinaba para quitarle el exceso de pelo, le susurraba en el oído, "te voy a sacar de aquí, te lo prometo" y ya tenia ganas de vivir de nuevo, porque alguien que le daba cariño le había hecho una promesa, otra promesa sí, pero había algo en su interior que le decía que esta vez se cumpliría Esperó y esperó y al fin en marzo, cuando ya hacia casi medio año que estaba en esa residencia, vino su ángel a por él para llevarlo a su casa y mimarle y cuidarle como debía ser. Como deberían vivir todos y cada uno de aquellos angelitos de cuatro patas que habían compartido residencia con él. Esta residencia era Vedama Oliva, una protectora, porque protegen a los animalitos que seres despreciables no saben apreciar.
Este cuento tiene doble final, un final feliz para el protagonista, el oso ("Artza") y otro no tan feliz para los que quedaron detrás, entre todos podemos hacer que sea un final 100% feliz.
¿NOS AYUDÁIS?
Relato participante para la asociación: Vedama Oliva
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