AUTOR: Felix Perry
AMOR Y MUERTE EN BIRMANIA
... Mi mamá, como siempre que había peligro me dijo que me escondiera detrás de su rabito, ella intentaba defenderme, arremetiendo contra todos los humanos que nos rodeaban, pero eran muchos y nos hacian retroceder cada vez más. Había unas rocas muy grandes detrás de nosotros y ya casi no podíamos continuar, así que mi madre me dijo que corriera lo más rapido que pudiera y me escondiera y que no mirara atrás, yo le dije, y donde voy?, tu vendrás conmigo?, ella me contestó que corriera sin parar y que siempre estaría conmigo, al principio no lo entendí pero ahora se lo que me quería decir.
Mi mamá, llena de furia embistió a los humanos que teníamos delante y les golpeó con su trompa, algunos cayeron al suelo, a otros los pisó con sus patas... Me miró, nos miramos a los ojos y en ellos vi reflejada la tristeza más absoluta, vi reflejada la desesperación de mi madre, varias lágrimas brotaron de sus ojos mientras me miraba, yo no pude contener el miedo ni la pena y empecé a llorar también, ella me dijo... Corre, corre y no mires atrás!!, y yo empecé a correr lo más rápido que pude como mi mamá me dijo y me alejé sin mirar atrás.
Desde muy lejos aún se oían los gritos de furia de mi madre, después varios truenos y después... nada. De golpe, noté como un amor inmenso y una felicidad enorme como nunca antes la había sentido me atravesaban el cuerpo y el alma, fue algo que no puedo describir y que nunca más he sentido, segundos después... tal como vino, se fué...
Miré al cielo, buscando indicios de lluvia, pero era extraño, había un sol radiante por donde quiera que mirara y ni rastro de nubes, ni de tormenta, así que seguí caminando. A lo lejos, me pareció oler el agua de un rio, era un buen lugar para beber y esconderme, así que me aproximé. Una vez allí, bebí, tenía mucha sed y me dí un baño fresquito que me relajó, luego busqué comida y me dormí.
Mientras dormía, me pareció que mi mamá acariciaba mi cuerpo con su suave trompita y me decía cuanto me quería y que estaría siempre a mi lado, yo estaba feliz en mi sueño dorado, protegido y seguró al lado de mi mamá.
Varios golpes y dolor en mi cabeza me despertaron, cuando abrí los ojos, me vi rodeado de humanos, que se reían, mientras me golpeaban fuertemente en la cabeza, yo intenté correr como me había dicho mi madre, pero fue inútil, estaba atado y no me podía mover. Noté un pequeño dolor seguido de un calor muy, muy fuerte en mi cuello y después volví a dormirme profundamente. Desperté dentro de algo que no había visto nunca era tan grande como mi mamá, rugía como un León y corría más que una gacela, estaba rodeado de humanos que de vez en cuando me pagaban en la cabeza con algún palo, había algo que no me dejaba casi moverme, tenía las patas atadas con algo frio y duró que sonaba horriblemente cada vez que me intentaba acomodar mejor. De golpe un olor familiar vino a mi, primero débilmente y después, cada vez más fuerte, era el olor de mi mamá, mi mamá estaba cerca, venía a liberarme y a protegerme, empecé a buscarla, mirando por todos lados, pero no se veía nada más que arboles y más arboles, ni siquiera estaban asomados los curiosos monos, ni se veía cerca a ningún habitante de la selva que seguramente deberían esconderse al oírnos llegar.
El olor de mi madre era cada vez más intenso, tenía que estar cerca, pero donde?, seguí buscando hasta que a lo lejos divisé una silueta muy familiar, era mi madre, parecía estar tumbada, descansando, quizá por el largo viaje hasta encontrarme, pero allí estaba, esperándome, yo estaba feliz, pronto volvería a notar de nuevo sus caricias y sus besos, pronto me mecería con su trompita y volvería a estar seguro y feliz a su lado.
Ya llegábamos, estebamos cada vez más cerca, yo giré lo más que pude mi cabeza para llamarla, Mamá!!, le dije, estoy aquí!!, estoy aquí mamita!!, pasamos por su lado y una pena como jamás he tenido recorrió mi alma y anidó dentro de ella hasta el ida de hoy, mi mamá, mi dulce mamita estaba muerta, le habían cortado su cabeza, no tenía su trompita con la que siempre me acariciaba, pobre mamá!!!, que le habían hecho??, porque me la habían arrebatado?? porqué tanta crueldad con ella si nunca le había hecho daño a nadie??, Era lo único que tenía, lo que más quería y la que más me quería, Era muy buena mi mamá..., era un ángel... mi mamá... Yo lloré y lloré mientras los humanos me miraban, me atizaban en la cabeza con sus palos y se reían de mi, pero yo no podía dejar de llorar, estaba tan triste, tenía tanta pena... Pobre mamá!!... Que será ahora de mi??...
Relato participante para la asociación Protectora Amics Per Sempre
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