AUTOR: Kikanuka
Mi nombre era Linda ya no estoy en el mundo terrenal pero sí vivo en el corazón
de quienes me quisieron de verdad y desde ahí voy a contaros el relato de mi
dura vida.
No os puedo
contar mucho de mi pasado porque no lo recuerdo, sólo lo crueles que fueron
aquellos quienes me condenaron a vivir atada a una cadena durante 7 años.
Fui el
capricho de una familia, el juguete que cuando era pequeña para ellos era lo
mas bonito de este mundo, pero siendo una montaña del pirineo en breve mi cuerpo
crecería y pronto se cansarían de mi.
Jamás podré
contaros como ocurrió ni como fue mi vida anterior porque, por mucho que
quienes me rescataron lograban indagar,
sólo supieron que fui un regalo para la madre de quien decían que era mi
dueño y al hacerme tan grandota me condenaron a vivir en una casa abandonada
diciendo que allí me cuidarían.
Pasé como
os he dicho 7 años atada a una enorme cadena que pesaba muchísimo en mi cuello,
en una casa en ruinas con la única compañía de los gatos que allí vivían. Poco
podía moverme ya que la cadena no era muy larga, llegaba al bol de agua sucia
que siempre tenía y a una olla vieja que, muy de vez en cuando, estaba llena de
pienso; venían a verme -creo recordar- más poco que mucho, también tenía la visita de
niños que me traían de comer. En el pueblo sabían de mi existencia pero nadie
hacía nada para liberarme de mis ataduras.
Así pase 7 largos años en soledad, siendo
invisible y sin que nadie viera como poder sacarme de allí.
Yo no sabía que uno de los pequeños que venían a verme sí se preocupó de mí, se
lo dijo a su tía y ella puso al momento el aviso en un foro animalista de que yo estaba en esa
situación y pedía ayuda, ¿vendrían a por mí?
Un día todo
cambió de repente, un coche se paró cerca de mí, salieron dos personas; tenía
miedo, sólo escuchaba: Ya estamos aquí, tranquila todo va a ir bien. Sacaron
agua y comida que en mi vida había probado, seguía con mucho miedo pero vi que
no eran como los demás, al momento sentí un calor como nunca había sentido, percibí
una voz interior que decía no habrá mas dolor de ahora en adelante, era
maravilloso sentir esa bonita sensación. Hablaban entre ellos muchísimas cosas,
solo decían hay que sacarla de aquí cuanto antes. Estuvieron mucho rato
conmigo, pero tuvieron que marcharse y me prometieron que volverían. Sentí que
debía creerles porque vi en sus ojos lo que nunca había visto en un humano.
Pasaron un
par de días cuando vi de nuevo aquel
coche que me hacía sentir segura, pero detrás venía otro coche más. Qué raro pensé
¿serían como ellos?
Tenía
cuatro humanos delante de mí sin saber qué iba a pasar, dos de ellos iban con
uniforme y supe que eran policías, hablaban con quienes me dijeron que todo iba
a ir bien. Les vi firmar unos papeles, la policía les dijo: no sé cómo vais a
poder con ella, es enorme!!! Pero mis
amigos dijeron: tranquilos, no habrá
problema alguno sólo necesitamos tiempo y paciencia.
Me quedé
sola con ellos, ya no sentía miedo. El chico sacó algo parecido a unas tijeras
y cortó mi cadena, ¿eso significaba que era libre? No entendía nada, seguía asustada
pero era diferente, sabía que ya nada malo podría ocurrir. Me subieron al coche
y sentí una enorme paz, dejaba atrás 7 años de soledad y condena, no sabía qué
me depararía el futuro pero presentía que salía del infierno para vivir en el
paraíso junto a dos seres que nunca dejarían que nada malo me ocurriera, Cris y
Carlos.
Me llevaron
a un veterinario que me revisó. Tenía fiebre, quizás debido al viaje y los
nervios, pero todo estaba bien salvo un bulto que tenía en el pecho consecuencia
de la cadena que llevé tanto tiempo, no revestía gravedad ninguna, así que
todos estaban tranquilos.
Llegamos a
una residencia, Cris se había encargado de conseguir madrinas para cubrir los
gastos mientras me encontraban un verdadero hogar.
Venían a
visitarme pero yo sentía una especial unión a Carlos, era como el príncipe que
toda princesa espera para vivir en un castillo, a su lado sentía el amor
verdadero.
Pasaban los
días y no salía nada para mí, ¿qué pasaría? ¿Viviría allí siempre? Ellos
hablaban mucho conmigo buscaban siempre el mejor lugar donde yo pudiera estar,
hacían verdaderos esfuerzos por tenerme siempre cuidada y que no me faltara de
nada, pero veía tristeza en sus ojos,
¿me tendría que separar de ellos? No quería ni pensarlo porque creo que jamás
sería tan feliz con nadie si ellos no estaban a mi lado.
Un día mi
príncipe vino a buscarme. Qué raro, tenía que subir de nuevo al coche, ¿donde
íbamos? ¿nos separaríamos por siempre?
Llegamos a
una casa enorme, una casa donde se respiraba el mejor ambiente que pudierais
imaginar. De pronto salió Cris de aquella casa, ¿qué pasaba? No podía entender
nada. Oí de
inmediato: ¡Bienvenida a casa princesa!, ¿aquello era de verdad? ¿Me quedaba en
con ellos? No podéis imaginar lo que sentí ni se puede describir. Ya tenía
castillo!! Junto a mi príncipe, era la princesa de un castillo maravilloso
lleno del verdadero amor que todo ser debe tener, ya no habría más dolor ni sufrimiento,
estábamos juntos.
Pasé el
mejor año de mi vida, fui feliz, pero los años vividos atada aquella horrible
cadena hicieron mella en mi salud. Días antes me visitaron los veterinarios,
todo iba bien dijeron, pero yo sentía que no era así que mi corazón estaba
cansado y necesitaba partir.
Decidí que
fuera en soledad, sin que ellos pasaran el dolor vivido anteriormente. Me tumbé en
mi rincón preferido en la hierba, divisé todo cuanto había a mi alrededor, miré
al cielo, ese que ahora podía ver mas cercano que nunca, cerré los ojos, y una
vocecita interior me dijo ya es hora de marchar te, todo fue muy rápido no
sentí nada solo una paz enorme.
Mi príncipe
me encontró dormida, se arrodilló a mi lado y no creía que ya no abriría más lo
ojos, lloró y yo no podía decirle: Tranquilo me he ido sin dolor, pero sabía
que tras esas lagrimas luego habría serenidad por haberme hecho tan feliz.
Dos años
atrás dejé mi pasado y mi nombre atrás para llamarme Fiona, la princesa de un
castillo donde siempre reinará el amor verdadero.
Mis papis han seguido ayudando a muchos peludos como yo, el castillo está
lleno, no sabéis lo feliz que eso me hace, estoy muy orgullosa de ellos porque
su amor sigue curando corazones heridos…..
Relato participante para la Asociación Protectora Vila Pepa
Yo no sabía que uno de los pequeños que venían a verme sí se preocupó de mí, se lo dijo a su tía y ella puso al momento el aviso en un foro animalista de que yo estaba en esa situación y pedía ayuda, ¿vendrían a por mí?
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